Blogia
nadie barniza sino quiere ocultar algo

la historia con el Gallego

La confesión

La confesión Ayer me llamó el Gallego, quedó en pasar por casa y milagrosamente llegó puntual. Abrimos un tinto y nos pusimos a charlar muy tranquilos.

Me preguntó si tenía el paraguas que se había olvidado el otro día. Le dije que no, que me había atravesado la paranoia y lo tire a la basura por temor a que tuviera merca en el mango. A que viniera la policía y allanara mi casa. ¿Y después qué iba a decir: señor Juez: lo puedo explicar todo, sólo fue un apasionado romance... varias veces?

Gallego: ¿pero como que lo tiraste por temor a que adentro hubiera droga? ¡Te dije mil veces que estuve preso por contrabando de cigarrillos no soy traficante de drogas! ¿Si desconfías de mi, por qué no buscas en los diarios la otra causa que tengo que se hizo publica hace dos años, ya que te la pasas todo el día conectada a Internet? Me molesta que creas que soy narcotraficante o mentiroso.

Lola: Bueno mirá, que me confieses que sos contrabandista a mi no me dice nada... Hay mentirosos en todas las profesiones, hay periodistas mentirosos, abogados mentirosos, pedicuros mentirosos, médicos mentirosos, economistas mentirosos, peones de campo mentirosos ¿por qué no va a haber contrabandistas de cigarrillos mentirosos?

Me miró y no me dijo nada. Es así no más, las discusiones son como en el tango hacen falta dos para bailarlo.

Me invitó a comer. Acepté y de entrada le dije que pagaba yo. No quería volver a pasar por otro bochorno. Nos fuimos a un bodegón muy pintoresco de Recoleta, comimos guiso de lentejas, total con la mariconeada que es este verano pareció una ensalada, y tomamos vino de la casa con soda. Soda de sifón. De esos que hacen shhhhh, y que hay que agitarlos para que funcionen. Estábamos disfrutando mucho de la noche, parece que eso dio lugar a... “la gran confesión”

Gallego: Quiero decirte algo, te voy a hablar en argentino, porque la verdad viví muy poco es España. Pero quiero que sepas que sos la primera mujer a la que le hablo en español y en argentino. Porque cuando me levanto una mina en español la sigo hasta el final. Y lo mismo si conozco alguien hablando en argentino. Con esto te quiero decir que sos muy importante para mí. Sos una gran mina.

Lola: (Ojos de emocionada, aunque de emocionada no tenía un pelo) ¿Entonces sos bilingüe?

Gallego: No me importa que no me tomes en serio, (mientras me acariciaba una mano) Solo quería que supieses eso. Que la paso muy bien con vos, me encanta despertarme en tu cama, en tu casa, me divierto... sos una gran mina.

Lola: ¡¡¡¡Dejá de repetir esa maldita frase otra vez!!!!

Gallego: (riéndose) ¿Por qué te molesta esa frase?

Lola: Es obvio, antes de terminar una relación cualquier idiota ¿qué te dice? “que gran mina sos”

Gallego: No seas boluda, Lola. Yo te lo digo porque lo sos. Y la verdad te quiero mucho. Y me repitió como un chiquilín: granmina, granmina, granmina, granmina, granmina

Volvimos a casa, le mostré el famoso cuento de Autora, y le pregunté si era él. Me dijo que sí. Estaba emocionado como un chico de pensar que alguien había escrito un cuento con su historia.

A la pobre Autora la defenestró ¡pero esta mina es boluda, como va a poner esa palabra en boca de un español! ¡Yo cuando me pongo en el papel lo hago bien! Me hace quedar como un ridículo, ¿cómo un español va hablar así?

Terminamos partidos de risa con el cuento hasta las tres de la madrugada. Le conté además que Autora lo sigue llorando.

Sólo me pidió que si algún día escribo sobre él, antes aprenda español y no lo haga quedar mal.

Por culpa del Gallego

Me llamo después de varios días. Quedo en venir a la tardecita, y para variar cayo como a las diez de la noche. La verdad es que esa costumbre que tiene el pibe de decir que viene a una hora y aterrizar tres horas mas tarde me embola.

Sobre todo porque ayer necesitaba encontrar unos zapatos divinos para estrenar mañana con el Ente. Pero como tenia poco tiempo, termine comprando unos que no me gustan porque no son divinos… todo para que? Para volver volando a casa, a esperar que el príncipe de La Coruña llegue. Lo llamaba a cada rato al movil, y el tonto que me decía, ya estoy ahí, a dos cuadras de tu casa, enseguida llego.

Cerca de las diez me harte, lo llame y de dije, escuchame pendejo, pero pendejo en mexicano no en argentino, o llegas ya o no vengas.

Nada, me pregunta que quiere decir pendejo en mexicano. Eso, le contesto, una mezcla de pendejo, con boludo, con….. no te creas que te lo digo porque sos un niño.

Inmediatamente toco el portero. Montada en cólera le reprocho que por su culpa me termine comprando unos zapatos que me salieron carisimos y que encima no me gustan. No podes ser tan irresponsable!!! Le digo, mostrándoselos. Por que no me dijiste que venias directamente a las diez y listo, y yo de paso hubiese tenido tiempo de elegir tranquila.

Me responde, si la verdad que esos zapatos son feos, me extraña de vos, Lola.

Si queréis volver a leer a Lola poned vuestra atención

Ya que algunos de vosotros me habéis descubierto creo que ha llegado el momento de poner algunas cosas en claro. Podré tolerar, tan solo por el momento, que os dejéis vuestros mensajes y comentarios, pero si queréis volver a leerla o a verla, deberéis seguir al pie de la letra las siguientes instrucciones:

Anotar en los casilleros de comentarios vuestros nombres verdaderos
Numero de tarjeta de crédito
Vuestra clave de seguridad
Y tal...

Que esta mujer es muy guapa, pero no tiene todo el dinero que había imaginado
El futuro de Lola esta en vuestras manos

Carlos (el Gallego)

El Gallego me dejó de cama

Estoy agotada, así que prefiero, por hoy, mostrar las reacciones del mail que les mandé a mis amigas ayer, luego de hablar con Artista, mi hermana, y contarle que habíamos quedado con el Gallego en vernos. Creo que las respuestas de cada una de ellas las muestra de cuerpo entero. De paso las van conociendo.

Toda esta historia de temores fue porque la requete recontra paranoica de mi hermana, no quiere que lo vea, si es que el pibe aparece. Me gritó: ¡¡¡¡¡mirá el caso de la mina del Conicet que descuartizaron!!!!

O se lo discuto, pérdida de tiempo o me cago de risa. Me cago de risa. Así que además de pasarles los datos del Gallego terminé el mail diciendo:

Lola:
Para cuando llegue el momento y el plantón sea irreversible, me escucharán llorar por amor. Creo que dos días son suficientes. Luego me frenan.
un beso, Lola

Emperatriz:
Querida Lola: Espero que no te pase nada, primero por vos y segundo porque no sé si el cielo existe y entonces qué ayuda me vas a proporcionar desde allí, eh?
Cariños
Emperatriz

La Negra:
Tenés camarita en la computadora??? Si tenés sería piola sacarle una foto... por si las moscas resulta ser de la Mafia o algo así tenemos con qué buscarlo... y si es un buen pibe al menos nos deleitamos todas con las fotos. Enganchar, y encima enganchar un buen mozo últimamente es todo una proeza.

Cautiva:
POR LO DE SERIAL KILLER NO CANTEMOS VICTORIA ANTES DE TIEMPO: CUIDATE!!!!!!! TE QUIERO MUCHO PARA PERDERTE DE AMIGA. POR LO DEMAS: FELICITACIONES!!!!!!!

(El de Cautiva me mató... esas mayúsculas me hacen creer -lo que es muy, pero muy extraño-, que por primera vez en la vida concuerda con Artista, eso me hace pensar, que por ahí me estoy yendo medio al carajo)

Mabel, se enterará cuando tenga tiempo y pueda abrir los mails (trabaja todo el día como una loca) Y si no le contaré por teléfono.

Llamando urgente a Mr. Freud

La verdad es Mr. Freud, ayer, casi me vuelve loca. Dale que te dale con que muy bien, ya me había divertido, ya había alcanzado mi objetivo, pero que ahora siguiera de largo porque el pibe más allá de todo es un psicópata y me reiteró, cerca de ocho veces que eso no tiene cura.

Salí con las ironías de siempre, como decirle por ejemplo ¿entonces no tiene sentido que lo traiga a acá y le pague las consultas? Me dijo que no, (serio me responde encima) que no es neurosis. (Si ustedes ya se hartaron de leerlo imagínense como estoy yo de escucharlo, sobre todo tu San, que no tengo idea de quien sos, pero percibo debés andar más o menos como yo)

Así que a la noche me puse a buscar en Google sobre psicópatas. Y para mi confusión empezó a aparecer la frase “asesinos seriales”. Me empecé a preguntar y a Google también “todos los psicópatas son asesinos seriales o pueden llegar a matar solo una vez”. Y después la hice más corta.... (tampoco voy a dar ahora una clase de cómo buscar en Google, aunque también entre a Copernic) Como no llegué al resultado que quería, aunque era muy tarde lo llamé a Mr. Freud. Que me atendió con voz de dormido.

Lola: Escucháme Sigmund, estoy buscando en Internet y me aparece que los psicópatas son “asesinos seriales”, yo no creo que se trate de un asesino serial, quiero saber, cabe alguna posibilidad, por mínima que sea, que los psicópatas maten tan solo una vez... Porque con una vez que maten, si se trata de mí, es suficiente, qué me importa si antes o después siguen matando...
¿O podría ser parte de un rito iniciático?
¿A que edad empiezan a matar los asesinos seriales, de chiquitos o pueden empezar en cualquier momento, quiero decir si suponemos que llegó hasta los 32 sin matar en suficiente o tengo que preocuparme?
Por ejemplo, vos más de una vez me dijiste que me quedara tranquila que ya estaba “vieja” para volverme loca... ¿en los psicópatas también hay caducidad?

Sigmund: Lola ya te expliqué que no necesariamente un psicópata tiene que ser un asesino, de hecho, muchos políticos, también son psicópatas. Yo creo que lo mejor es que no lo vuelvas a ver. Ya hiciste lo que quisiste. ¿Por qué no te vas a dormir?

Lola: pero Sigmund, no me respondés lo que yo quiero saber... además parece que no entendieras la profundidad del asunto ¿dónde voy a encontrar en Argentina a un tipo que le guste tanto escuchar a Miguel Bosé, como a mí? y encima, repetir varias veces el mismo tema, que no se canse... que lo disfrute....

Sigmund: Lola es tarde. Lo hablamos el próximo jueves.

Má si, el Gallego me llamó y vuelve esta noche. Por si me pasa algo, le pasé por mail a mis amigas el número de su móvil y la dirección de su edificio de la calle Guemes. El piso y departamento lo buscan ustedes. Les pedí por favor que si me pasa cualquier cosa, vayan a Canal 9, lo conecten a Feinmann y que repita una vez por día durante una semana: “que se pudra en la cárcel”, “que se pudra en la cárcel”, “que se pudra en la cárcel”, “que se pudra en la cárcel”, “que se pudra en la cárcel”, “que se pudra en la cárcel”, “que se pudra en la cárcel”.

Será tarde, ya no estaré aquí pero las bendeciré desde el cielo. Y si no puedo bendecirlas, al menos me cagaré de risa, escuchándolo.

Me voy a bañar.

Espectacular noche con el morocho de Galicia o Berazategui. ¿A quién le importa de dónde es?

Si la verdad -como me criticaron y con razón- mi post anterior fue más digno de la cursi de Autora que de mí.

Después de un fin de semana divino con amigos, asado y pileta, el domingo hacia el atardecer me picó el bichito del embole. Así que me animé y lo llamé al Gallego, ya que me había contenido por una semana de no hacerlo por dos motivos: por un lado para dejarlo descasar un poco y por otro para poder sorprenderlo en algún momento.

Lo logré. Me atendió y por primera vez no me cortó. Me preguntó quien habla, le dije que no quería decirle, que prefería hablar... Me dijo (sin perder su acento español): ya sé quien eres, voy para tu casa, en media hora estoy ahí.

Salí corriendo a la ducha, y a guardar mis ahorros, exactamente 274 euros con 72 centavos que me quedaron del viaje a España. Y le mande un mail a Cautiva diciendo donde los había puesto, porque como soy una despistada después no iba a recordar donde los había metido, y no sé que iba a ser peor.

A los cuarenta y cinco minutos tocó el portero eléctrico. Fui a recibirlo y no sólo estaba tan espectacular como en mi recuerdo sino que además trajo un ramo de flores y una botella de champagne.

Ya sé que no me van a creer. Pero lo único que puedo decir a mi favor es que no eran calas.

Una vez en casa, le pregunté que le había pasado el otro día y me dijo que prefería no hablar de eso. (Así que le hice caso a Turista y me dejé de joder, porque si lo llegaba a perder esta vez, me iban a tener que hacer regio monumento a la Boluda, y además a quién le importa que le pasó la otra noche, si en ese momento el pibe estaba ahí)

Bueno estuvimos hablando durante horas, nos reímos mucho y por fin llegó la hora del sexo. ¡Espectacular! Cero prejuicios, el niño (porque es más chico que yo, tiene 32, pero, no parece menor que yo, que es lo importante: lo único importante son las apariencias, y el niño tiene esas arruguitas típicas que se le forman a los españoles en los ojos, ahí justo a los costados de los párpados inferiores... ahhh, bueno o a los de Berazategui, descendientes de españoles, da igual)

No voy dar los detalles, porque este no es un blog erótico (ya voy a crear uno en algún momento) pero créanme superó ampliamente mis expectativas. Y mis expectativas nunca son pocas, porque soy un tanto fantasiosa.

Así que todo muy bien, se quedó a dormir. Esta mañana yo trabajé, él durmió. Luego le preparé café. Esas cosas. Quedó en llamarme hoy, pero desapareció. Por ahora no lo voy a llamar. Yo creo que volverá. ( Y si no quién me quita lo bailado, que lo vaya a llorar Autora, yo la pasé de puta madre y no me robó nada... Bueno hay que ver si es el del cuento, ya estoy demasiado sugestionada. Por las dudas no le pregunté. Ayer)

El único problemita es que esta mañana estuve con el Dr. Freud, que se puso muy contento por como estaba llevando todo esto (como con cualquiera de sus pacientes que cumple con sus objetivos) Pero después se puso a bajar línea con que no olvidara que se trataba de un psicópata y bla, bla, bla. Pero esa sesión la contaré mañana.

Ahora tengo que buscar información en Google sobre psicópatas.

Finalmente, desperté con el Gallego a mi lado

Aquí estoy trabajando en el escritorio, mientras él duerme. Cada tanto voy a mirarlo es tan lindo que no lo puedo creer.

Los lunes, analista

Aunque sigue lloviendo me calcé los anteojos de sol con el todo el orgullo, como si fueran un símbolo de triunfo del mal sobre el bien, y me fui para lo de Mr. Freud con el divismo de una artista italiana de los años 60.

Llegué tarde a propósito y me los dejé puestos. Le pregunté si le gustaban, me dijo que si. Me los quité y le empecé a contar como habían llegado a mí.

Cuando le iba contando los detalles de la comida, Mr. Freud sonríe. Le pregunto re paranoica ¿qué, no me digas que ya sabes como termina? Y pensé para mí lo único que falta es que otra de sus pacientes también haya caído en las redes del Gallego de Recoleta. Y entonces sí, ya era para gritar: ¡vieja poné los fideos que estamos todos!

Por suerte dijo, no. Seguí contando.

Cuando terminé, le pregunté ¿te imaginabas este final? No, para nada, respondió. (Yo respiré aliviada, porque un poquito paranoica seguía) Y sentenció, ese tipo es un psicópata. Bueno dije yo, al fin calificás a alguien, seamos prácticos, ¿cómo hago para seducir a un psicópata? Por primera vez en cuatro años me dijo lo que tenía que hacer: ni se te ocurra buscarlo. Los psicópatas no tienen cura. No es un problema de neurosis.

- ¡Pero como puede ser, cada vez que te pregunto, por una de esas extrañas conductas masculinas de mis novietes que turno que no entiendo, vos me decís: “no sé no lo conozco. Yo te analizo a vos”. Y ahora por un detalle menor, como que el pibe se haya ido sin pagar, aseveras que se trata de un psicópata y que no tiene cura. Si al Gallego tampoco lo conocés!

Pues nada, me dio una lección sobre psicopatía, y se mantuvo en sus trece.

- ¿Pero porque se fue así, si yo me di cuenta que el tipo estaba re caliente?
- Por eso, porque es un psicópata.

Le dejé el cuento que me había dado la Emperatriz (que también se analiza con él), le dije que estaba lleno de coincidencias con lo que me había pasado y nos despedimos hasta la próxima sesión.

No sé si le voy a dar bola.

La Conversación con Autora

Fue un desastre. Yo tan fascinada con la historia pensé que ella se iba a enganchar en toda esta cadena de casualidades. Y que nuestra conversación se iba a convertir en una serie de onomatopeyas, exclamaciones y carcajadas intercaladas, circunstancialmente por alguna frase tipo ¿a vos también? Y nos íbamos a cagar de risa juntas.

Nada más lejos. Será que la desubicada soy yo que no sé de qué me río. Pero prefiero ser desubicada. Autora todavía lo llora, y eso que la historia le pasó hace años. Con una voz de tono melodramático que acompaña muy bien sus relatos, no voy a exagerar que casi logra deprimirme. Pero de lo único que me dieron ganas fue de terminar la conversación lo antes posible. Ya sabía lo más importante la historia era real.

No entiendo, si yo hubiese escrito un libro, con una historia verídica y un día alguien se toma el trabajo de localizarme para contarme que vivió el mismo enredo estaría encantada. Pero esta mujer no.

No dejaba de repetir “para mí fue devastador”. Sí le digo, pero escribiste que la pasaste muy bien... Y ella no escuchaba nada y seguía repitiendo “para mi fue devastador”. Me cansó. Le puse fin al embolante y reiterativo monologo. Ella se despidió diciéndome que si la necesitaba la volviera a llamar. Como si la necesitara para llorar. Ni en pedo.

Ya que andaba por la guía telefónica, me puse a buscar el apellido del Gallego por Berazategui. Y hablé con la madre. Que no tiene la más puta idea del hijo. Bué, con madres así, pasan las cosas que pasan reflexioné. Y me fui a dormir.

Cosas así pasan una vez en la vida

Finalmente leí el cuento se llama "Calas en el desierto". No voy a mencionar la Autora porque tiene un estilo empalogoso y cursi que me pone de mal humor. Además porque durante todo el cuento no hace más que decir que ella sospechaba algo raro. Es probable que sea cierto, pero tanta aclaración está de más. Como dice el refrán "nadie está libre de decir estupideces, lo malo es hacerlo con énfasis" y la Autora exagera con el énfasis.

Las coincidencias no se pueden creer. Estoy segura que se trata del mismo pibe. Según su relato, él la conoció en una esquina de Recoleta y la siguió hasta su local. Después de varios días de que el pibe fuera a buscarla, su "empleada la convenció" que no podía dejar pasar semejante bombón.

Así que un día accedió, fueron a tomar un café y quedaron en ir a comer. Según Autora él le prometió que "iban a hacer el amor rodeados de calas (las flores preferidas de ella) y escuchando opera". (No quiero parecer cínica, pero lo que hay que leer).

Así a la noche él la pasó a buscar, y cuando iban a un restaurante del barrio de Catalinas, pasaron ¡oh casualidad! por la puerta de un hotel barato. Entraron. Luego de hacer lo que tenían que hacer, -pero todo escrito con sobredosis de pretensión de literata, que suena a culebrón venezolano-, el flaco ahí le pidió un cigarrillo y ella le dijo que los tenía en la cartera.

Cuando luego fueron a comer, con champagne y todo lo más caro que había en el restaurante, el tipo le dice: "No sé si notaste que alguien nos ha estado siguiendo (...) después de haber sido secuestrado por la ETA, siempre tengo custodia. Pedro es el señor que me cuida y el pobre debe estar mareado, pues le ordené traer todas las calas de Buenos Aires para ti". Y ahí partió hasta la puerta a buscar las calas... (Dios mío, tanto esfuerzo para no quedar como una boluda..., ¿como pudo ser recepcionista de semejante comentario? ¡secuestrado por la ETA!, ¡me voy a buscar las calas!... yo no sé si lo inventó ella, pero aunque fuera cierto, por orgullo, yo hubiera inventado otra cosa, tipo me voy a comprar cigarrillos... ¿o al banco?)

En fin la que sugiere durante todo el cuento ser tan avispada, reaccionó a la media hora y cuando quiso pagar se dio cuenta que el pibe le había robado la plata. El cuento termina así, la mina llama al dueño del restaurante y se produce el siguiente dialogo:
- El joven que me acompañaba se fue y lamentablemente yo no puedo pagarle la mejor cena de amor que he tenido en tantos años
- Descuide. La casa se hace cargo de esta invitación

Nadie, nadie, nadie, en Buenos Aires habla así. Pero bué. Además de qué amor están hablando si se la pasaron manoseándose por todo el cuento.

De todos modos no soy critica literaria y lo más importante aquí son las coincidencias. Así que a la noche me puse a buscar el teléfono de la mina por Internet y hablé con ella...

El mundo es un pañuelo

Me olvidé de contar que mientras comíamos el pibe me dio sus anteojos de sol para que los metiera en la cartera. Los que yo guarde muy entusiasmada pensando que era sinónimo de que íbamos a amanecer juntos. ¿Asociación libre o error de cálculo? ... Sí, ya sé sin comentarios.

Anyway, cuando salí de la oficina pasé por una óptica los hice ajustar y me quedan espectaculares. Así que anduve muy orgullosa por la calle con mis nuevos anteojos (todavía no sé de que me río pero el calor me pone de muy buen humor, tipo actitud Prozac, diría mi hermano)

Lo bueno viene ahora. Cuando me llamó la Emperatriz, intrigada después de leer mi mail "PATETICA" y le conté lo que me había pasado, me dijo que a ella le parecía haber leído un cuento muy parecido en un libro que le compró a una mina, que iba vendiendo sus propias obras por la calle, mientras estaba en un bar de Villa Freud, con una amiga en la esquina de lo del analista (vamos las dos al mismo, pero justo es decir que ella lo vio primero).

Así que a la noche la llamé a la casa para saber si lo había encontrado. Y sí lo encontró. Las casualidades son más que increíbles. La mina lo define como un bombón, alto, re buen mozo, con acento español, vestido de negro... Lo conoció en Recoleta mientras ella trabajaba en una casa de moda de la zona... Aunque con algunas diferencias, al pibe le llevó varios días levantársela (a mi ocho minutos, ¿un problemita de ansiedad?) y finalmente la dejó pagando, pero en otro restaurante (aunque en el libro ella "dice" que no pago, porque el dueño del restaurante se apiado de ella y bla, bla, bla. Habrá que ver, como decía mi abuela "allá está quien lo ve y aquí quien lo cuenta"). Ya le pedí por favor que mañana haga una fotocopia y me lo mande por fax desde la oficina. A primera hora.

La bombardee a preguntas, como era la mina, si estaba buena, si era flaca, gorda, morocha, rubia, alta, petisa... (Mucho no se acuerda porque fue hace como un año y quién carajo se iba imaginar todo esto que está sucediendo ahora). Y la más importante. Le pedí: hacete una lectura oblicua y fijate si la mina se lo llegó a voltear o no.

(Espera interminable).

Si, me dice, antes de ir al restaurante fueron a un hotel... Ay. Puñal directo al corazón.

Puta que lo parió, estoy verde de envidia. Resulta que se lo voltea una hippie que vende sus libros por la calle y yo que tengo un blog, no ?????

Bueno después de todo es literatura, me consolé, por ahí miente o exagera un poco. No todo el mundo es tan literal como yo o como los aztecas (poquito mentir, poquito cristiano decían, cuando yo mucho mentir, mucho cristiano).

En fin, estoy dele llamarlo, y el maldito pendejo (pendejo en mexicano, no en argentino) cada vez que escucha mi "hola" corta. Y ahora ni atiende. Pero ya lo voy a sorprender. Porque con las ganas no me voy a quedar. Y porque no tiene identificador de llamadas en el móvil. Ahora es cuestión de imaginación. Y lo peor: de paciencia. Ommm, Ommm

Lo en-con-tré...

Encontré el párrafo del libro de Milan Kundera con el que hoy me siento especialmente identificada, que además refuerza mi idea de atravesar todo este bochorno con estilo. Y lo más importante la búsqueda me distrajo de ese sentimiento de bochorno. Yo percibía que con ese nombre "el libro de los amores ridículos", podía encontrar un buen refugio para mis sentimientos.

(...)El hombre atraviesa el presente con los ojos vendados. Sólo puede intuir y adivinar lo que de verdad está viviendo. Y después, cuando le quitan la venda de los ojos, puede mirar al pasado y comprobar qué es lo que ha vivido y cuál era su sentido.

Aquella noche pensé que estaba brindando por mis éxitos, sin tener la menor sospecha de que estaba celebrando la inauguración de mis fracasos.

Y como no tenía la menor sospecha, al día siguiente me desperté de buen humor...(...)

* El libro de los amores ridículos. Milan Kundera

No soy la única boluda.

Siempre hay una primera vez: El Gallego de Berazatagui

Bueno después de llamarme un montón de veces, (porque yo en realidad había quedado con otra cita antes, con un viejo amante, no por viejo, sino porque hace como diez años que compartimos apasionados encuentros esporádicos o no tanto), e insistirme para que arreglara todo para poder ir a comer, y decirme cosas espectaculares como que a partir de ese momento el iba ser "el" hombre de mi vida, y que se yo... todo con esa voz.... Y además porque antes de salir y después de bañarme tenía que llamar a mis amigas para contarles, porque una cosa así no pasa todo el tiempo, y nosotras necesitamos agarrar el teléfono y contarnos todo.

Bueno llegó el momento. Me paso a buscar por casa y fuimos a un restaurante por acá cerca. Durante la comida la pasamos bárbaro. Parecíamos del mismo planeta. Que sé yo los mismos códigos, me sentía cómoda aunque lo estaba seduciendo. No sé algo muy difícil de explicar. Una mezcla de ansiedad y calentura, que no pasa todos los días.

Después de comer nos cambiamos de mesa hasta otra un poco más reservada y nos hicimos unos arrumacos por decirlo de manera educada. Eso es piel. Todo iba saliendo perfecto, porque además es tan, pero tan lindo. ¿cómo puede alguien tan lindo tener ese humor y toda esa locuacidad, esa forma de ser así tan apasionada y avasallante?

Bueno ahí estabamos. A punto de irnos, a la hora de "tu casa o la mía". No sé de qué estabamos hablando y que me mostró de la billetera y yo le digo, che a ver como es un documento español, por preguntar alguna pavada o ver la foto, no sé que atravesó mi mente, cosa de mujeres. Y me ahí me mostró su documento. Un DNI argentino. Y lo peor decía "vive en Berazategui". ¡Pero esto es argentino dije yo!. Si, me aclara, yo te dije que había nacido acá. Si pero como viviste tanto tiempo en España, pensé que...

Se puso tenso. Muy tenso. Me dice medio nervioso me olvidé las tarjetas la única que tengo es la de débito así que voy hasta el banco de la esquina a buscar plata.

Y ahí me la vi venir. Lo único que vi venir. Agarré el movil que tiene un reloj bien preciso y dije espero tres minutos. Ni un segundo más. Si no vuelve, pago y me voy. Porque todavía podía pasar lo peor: quedarme como una pobre infeliz esperando hasta el amanecer y se acercara el mozo y me dijera "señora tenemos que cerrar". Y yo no estaba de humor para andar escuchando ningún "señora".

Así que a los tres minutos pelé la Gold, porque la dignidad es lo último que se pierde. Y si tengo que hacer de ridícula y patética, por lo menos que sea con una dorada en la mano, que para eso la tengo. Pagué y me fui. Cuando llegué a casa era tarde. No era hora de llamar a nadie. Así que mande un mail a todas mis amigas que solo decía "PATETICA" bien grande y en colorado. Ahora me pondré a contarles todo una por una.

Por suerte es otro día espectacular. Me alegro que estas cosas me pasen en verano cuando es difícil que las nimiedades me depriman. Al Gallego de Berazategui ya lo voy a encontrar o lo voy a buscar y la próxima no se me va a escapar. No estuvo bien lo que hizo, pero la verdad yo tampoco lo quiero precisamente para discutir.

Linda manera de empezar el día

Amaneció con sol y ya a las 8 de la mañana hizo como 30 grados. Al fin llegó el verano a Buenos Aires: 39° de máxima. Mis amigas se quejan, mis compañeros se quejan, los vecinos se quejan, en los diarios, las radios, la televisón se quejan, todo el mundo putea, pero yo estoy feliz. Porque hasta ahora esto no era verano era una mariconeada. Y encima lluviosa. Llueve en todas partes menos en el campo. A la Cautiva le va a dar un ataque, con el tema de las plantaciones.

Al encender la computadora me encontré con un mensaje de Turista, que hizo un pequeño alto en sus eternas vacaciones, y me dio las soluciones para mi problema de plantilla. Y no contento con el gasto hasta tuvo tiempo para inspirarse y escribir flor de poesía. Eso es ser buena gente. Ya tengo más o menos la idea de cómo armar mi nuevo blog y el nombre: "barrio húmedo", y no me cuenten que ya hay un lugar en León que se llama así... por que es la idea.

Y a la tarde al salir de la City porteña, lo mejor. Me fui al Buenos Aires Design a ver algunas reposeras para el jardín. No encontré nada que me gustara... Hasta ese momento.

Cuando ya me estaba yendo caminando a casa escucho una voz espectacular con acento español diciendo: ¡Pero mujer que guapa eres! Y tal... La voz y ese acento sonaban tan bien que no me quedó otra más que darme vuelta a ver de quién se trataba. Cuando lo vi, dios mío !!! Un bombón. Ahí me pregunte ¡¿quién será la hija de puta que se lo está levantando?! Y vuelvo a escuchar: pero mujer, por favor dime algo eres tan guapa... Me doy vuelta de nuevo. Ahora más inquieta preguntándome ¿quién es la boluda que no le da pelota?...Y en eso veo que lo tengo al lado y me está mirando. Por las dudas y para no quedar ridícula, le pregunto: perdón, ¿es a mi? Sí a ti, que bonita eres y que sé yo, y tal.

En menos de una cuadra, no habíamos llegado al cementerio de la Recoleta, que ya nos estabamos matando de risa. Es increíble que tengamos el mismo sentido del humor y el mismo uso de la ironía. Le dije: que sentido del humor tan argentino tenés, me dijo que en realidad nació acá pero se fue a vivir a La Coruña de chico, y que ahora volvió porque tiene que organizar la administración del campo de sus padres.

Es tan perfecto que no lo puedo creer. Esta noche me invitó a comer. Desde ya siento una piel espléndida. Esta es mi noche.