De nuevo en Buenos Aires
Algo que no sea caer en lo obvio de explicarle lo que ya sabe. Como dice la publicidad uno se casa por civil, por iglesia o por idiota. Pero en este caso va a ser porque la agarraron distraída. Así que se me ocurrió que tendríamos que hacer algo especial. Algo que la movilice. Algo impactante que la deje sin sospechas. Que la termine de convencer que está frente a un verdadero manipulador. Algo que la asuste... Y para eso que mejor que una fiesta de casamiento sorpresa. La llamé a Flora, le conté los detalles y se cagó de risa. Le encantó la idea. Creemos que será tan ridícula como eficaz. Ahora veo como organizo todo para mañana a la noche. Y de paso sigo evadiendo la depresión post viaje.
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