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nadie barniza sino quiere ocultar algo

Baches de ingenuidad

A la tarde pasé un rato por la casa de Angel. Me instalé en el escritorio para ir armando mi viaje a León, cuando llegó Nora, su mujer y le conté descansada que al fin había encontrado algo para el sábado y de mi arreglo con Josefina. Se quedó mirándome desde la puerta del cuarto. Como si no se animara a entrar. Con una expresión tipo signo de interrogación bastante similar a la de Jorge, ex secretario de Redacción de Playboy, cada vez que me pasaba de un extremo al otro. Hace unos años atrás.

Como por ejemplo el día que fui a almorzar con uno de los fotógrafos de la revista y me contó su historia. Cuando volví a la redacción le comenté a Jorge:
-che no sabía que el Gallego está enamorado de dos mujeres, y conviven los tres juntos. Mirá que hay gente moderna en Buenos Aires, eh.
(Le agarró como un ataque, en realidad creo que era un poco de celos).
-Pero no ves que te cuenta esas historias porque te quiere seducir.
-No seas ridículo nene, como si ya no tuviera bastantes problemas el pibe viviendo con dos minas. Yo creo que como estoy a cargo de la sección Confidencias, la gente se siente tentada a contarme sus vidas.

Me miró rojo furioso y me dijo: no entiendo pasas de ser una persona inteligente a caer en esos baches de ingenuidad. Y lo dijo en un tono que me encantó, así que la adopté. Porque además es cierto paso de la paranoia a la confianza más absoluta.

Con seguridad algo así atravesó la mente de Nora, y fue lo que le impidió traspasar la puerta. Aunque creo que internamente debe haber pensado ¿esta es boluda o se hace? Pero “bache de ingenuidad” es definitivamente más rico y elaborado.

Cuando volví a la casa a la noche Angel ya había llegado del diario. Y ahí me enteré que Nora hasta lo había llamado por teléfono preocupada por mi táctica. Así que le conté mi versión de los hechos, y le aclaré que Josefina no me había exigido, ni siquiera pedido que le pagara por adelantado. Sino que yo, de acelerada, y un tanto afónica de ir recorriendo todo Madrid repitiendo ¿tienen habitación para el sábado?, ¿tienen habitación para el sábado?, cuando finalmente escuché: si tenemos, para terminar con el asunto, dije, listo se la pago ya. Soy argentina no marciana, era obvio que esperaba un comprobante a cambio y hasta se lo pedí. Pero ella dijo que no hacía falta y agregó: tú tranquila. Seguir insistiendo, en esas condiciones me pareció de mal gusto, y de mal educada. Estoy en otro país y debo respetar sus costumbres.

Nora sigue inquieta, pero Angel y yo estamos confiados, sostenemos que el único interés espurio de Josefina es el de evadir impuestos, no el de joderme la vida, si ni siquiera me conoce. Y si no, siempre queda el sofá, no será como tener habitación propia, pero tampoco es tan dramático.

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