La Conversación con Autora
Fue un desastre. Yo tan fascinada con la historia pensé que ella se iba a enganchar en toda esta cadena de casualidades. Y que nuestra conversación se iba a convertir en una serie de onomatopeyas, exclamaciones y carcajadas intercaladas, circunstancialmente por alguna frase tipo ¿a vos también? Y nos íbamos a cagar de risa juntas.
Nada más lejos. Será que la desubicada soy yo que no sé de qué me río. Pero prefiero ser desubicada. Autora todavía lo llora, y eso que la historia le pasó hace años. Con una voz de tono melodramático que acompaña muy bien sus relatos, no voy a exagerar que casi logra deprimirme. Pero de lo único que me dieron ganas fue de terminar la conversación lo antes posible. Ya sabía lo más importante la historia era real.
No entiendo, si yo hubiese escrito un libro, con una historia verídica y un día alguien se toma el trabajo de localizarme para contarme que vivió el mismo enredo estaría encantada. Pero esta mujer no.
No dejaba de repetir para mí fue devastador. Sí le digo, pero escribiste que la pasaste muy bien... Y ella no escuchaba nada y seguía repitiendo para mi fue devastador. Me cansó. Le puse fin al embolante y reiterativo monologo. Ella se despidió diciéndome que si la necesitaba la volviera a llamar. Como si la necesitara para llorar. Ni en pedo.
Ya que andaba por la guía telefónica, me puse a buscar el apellido del Gallego por Berazategui. Y hablé con la madre. Que no tiene la más puta idea del hijo. Bué, con madres así, pasan las cosas que pasan reflexioné. Y me fui a dormir.
Nada más lejos. Será que la desubicada soy yo que no sé de qué me río. Pero prefiero ser desubicada. Autora todavía lo llora, y eso que la historia le pasó hace años. Con una voz de tono melodramático que acompaña muy bien sus relatos, no voy a exagerar que casi logra deprimirme. Pero de lo único que me dieron ganas fue de terminar la conversación lo antes posible. Ya sabía lo más importante la historia era real.
No entiendo, si yo hubiese escrito un libro, con una historia verídica y un día alguien se toma el trabajo de localizarme para contarme que vivió el mismo enredo estaría encantada. Pero esta mujer no.
No dejaba de repetir para mí fue devastador. Sí le digo, pero escribiste que la pasaste muy bien... Y ella no escuchaba nada y seguía repitiendo para mi fue devastador. Me cansó. Le puse fin al embolante y reiterativo monologo. Ella se despidió diciéndome que si la necesitaba la volviera a llamar. Como si la necesitara para llorar. Ni en pedo.
Ya que andaba por la guía telefónica, me puse a buscar el apellido del Gallego por Berazategui. Y hablé con la madre. Que no tiene la más puta idea del hijo. Bué, con madres así, pasan las cosas que pasan reflexioné. Y me fui a dormir.
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Lola -
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