Cosas así pasan una vez en la vida
Finalmente leí el cuento se llama "Calas en el desierto". No voy a mencionar la Autora porque tiene un estilo empalogoso y cursi que me pone de mal humor. Además porque durante todo el cuento no hace más que decir que ella sospechaba algo raro. Es probable que sea cierto, pero tanta aclaración está de más. Como dice el refrán "nadie está libre de decir estupideces, lo malo es hacerlo con énfasis" y la Autora exagera con el énfasis.
Las coincidencias no se pueden creer. Estoy segura que se trata del mismo pibe. Según su relato, él la conoció en una esquina de Recoleta y la siguió hasta su local. Después de varios días de que el pibe fuera a buscarla, su "empleada la convenció" que no podía dejar pasar semejante bombón.
Así que un día accedió, fueron a tomar un café y quedaron en ir a comer. Según Autora él le prometió que "iban a hacer el amor rodeados de calas (las flores preferidas de ella) y escuchando opera". (No quiero parecer cínica, pero lo que hay que leer).
Así a la noche él la pasó a buscar, y cuando iban a un restaurante del barrio de Catalinas, pasaron ¡oh casualidad! por la puerta de un hotel barato. Entraron. Luego de hacer lo que tenían que hacer, -pero todo escrito con sobredosis de pretensión de literata, que suena a culebrón venezolano-, el flaco ahí le pidió un cigarrillo y ella le dijo que los tenía en la cartera.
Cuando luego fueron a comer, con champagne y todo lo más caro que había en el restaurante, el tipo le dice: "No sé si notaste que alguien nos ha estado siguiendo (...) después de haber sido secuestrado por la ETA, siempre tengo custodia. Pedro es el señor que me cuida y el pobre debe estar mareado, pues le ordené traer todas las calas de Buenos Aires para ti". Y ahí partió hasta la puerta a buscar las calas... (Dios mío, tanto esfuerzo para no quedar como una boluda..., ¿como pudo ser recepcionista de semejante comentario? ¡secuestrado por la ETA!, ¡me voy a buscar las calas!... yo no sé si lo inventó ella, pero aunque fuera cierto, por orgullo, yo hubiera inventado otra cosa, tipo me voy a comprar cigarrillos... ¿o al banco?)
En fin la que sugiere durante todo el cuento ser tan avispada, reaccionó a la media hora y cuando quiso pagar se dio cuenta que el pibe le había robado la plata. El cuento termina así, la mina llama al dueño del restaurante y se produce el siguiente dialogo:
- El joven que me acompañaba se fue y lamentablemente yo no puedo pagarle la mejor cena de amor que he tenido en tantos años
- Descuide. La casa se hace cargo de esta invitación
Nadie, nadie, nadie, en Buenos Aires habla así. Pero bué. Además de qué amor están hablando si se la pasaron manoseándose por todo el cuento.
De todos modos no soy critica literaria y lo más importante aquí son las coincidencias. Así que a la noche me puse a buscar el teléfono de la mina por Internet y hablé con ella...
Las coincidencias no se pueden creer. Estoy segura que se trata del mismo pibe. Según su relato, él la conoció en una esquina de Recoleta y la siguió hasta su local. Después de varios días de que el pibe fuera a buscarla, su "empleada la convenció" que no podía dejar pasar semejante bombón.
Así que un día accedió, fueron a tomar un café y quedaron en ir a comer. Según Autora él le prometió que "iban a hacer el amor rodeados de calas (las flores preferidas de ella) y escuchando opera". (No quiero parecer cínica, pero lo que hay que leer).
Así a la noche él la pasó a buscar, y cuando iban a un restaurante del barrio de Catalinas, pasaron ¡oh casualidad! por la puerta de un hotel barato. Entraron. Luego de hacer lo que tenían que hacer, -pero todo escrito con sobredosis de pretensión de literata, que suena a culebrón venezolano-, el flaco ahí le pidió un cigarrillo y ella le dijo que los tenía en la cartera.
Cuando luego fueron a comer, con champagne y todo lo más caro que había en el restaurante, el tipo le dice: "No sé si notaste que alguien nos ha estado siguiendo (...) después de haber sido secuestrado por la ETA, siempre tengo custodia. Pedro es el señor que me cuida y el pobre debe estar mareado, pues le ordené traer todas las calas de Buenos Aires para ti". Y ahí partió hasta la puerta a buscar las calas... (Dios mío, tanto esfuerzo para no quedar como una boluda..., ¿como pudo ser recepcionista de semejante comentario? ¡secuestrado por la ETA!, ¡me voy a buscar las calas!... yo no sé si lo inventó ella, pero aunque fuera cierto, por orgullo, yo hubiera inventado otra cosa, tipo me voy a comprar cigarrillos... ¿o al banco?)
En fin la que sugiere durante todo el cuento ser tan avispada, reaccionó a la media hora y cuando quiso pagar se dio cuenta que el pibe le había robado la plata. El cuento termina así, la mina llama al dueño del restaurante y se produce el siguiente dialogo:
- El joven que me acompañaba se fue y lamentablemente yo no puedo pagarle la mejor cena de amor que he tenido en tantos años
- Descuide. La casa se hace cargo de esta invitación
Nadie, nadie, nadie, en Buenos Aires habla así. Pero bué. Además de qué amor están hablando si se la pasaron manoseándose por todo el cuento.
De todos modos no soy critica literaria y lo más importante aquí son las coincidencias. Así que a la noche me puse a buscar el teléfono de la mina por Internet y hablé con ella...
6 comentarios
princesa herida -
val -
estuve leyendo tu historia del gallego de berazategui.
resulta que yo conocì un muchacho 33 años, y me invitò a salir.
fuimos a tomar algo en un restaurante que te cobran al ppio cuando te traen todo a la mesa, resulta que abre la biletera y dice UY!! me olvidè de pasar x el cajero ( tenìa $2), pagàs vos? y le dije ok! bueno, charlamos un montòn y en un momento me dice.... Voy al baño.
Recordè tu historia, pero no dije ni mu!
Me dice.. si en 1/2 hora no vengo es que me fuì! entons le dije q no le creìa q iba al baño y le preguntè x q se querìa ir.
Me pregunta x q no le creo y me deja su reloj.
Al toque regresa y despuès fuimos a buscar un telo, x q estaban todos llenos.... pero en ningùn momento dijo de pasar por el cajero, menos mal! q no encontramos uno con habitaciones disponibles!! y terminamos en el estacionamiento de uno.
Lola -
Gracias por desconfiar de la veracidad de mis relatos !!! Me siento una artista !!! Acabo de estar con un ex novio de hace mil años, que reapareció hace un par de días y le di la dirección del blog. Me criticó dos cosas: lo autorefencial y "una" falta de ortografía (espantosa) que ya me pongo a buscar. Ya escribiré sobre él, pero no ahora para que no se agrande :)
Por lo demás creo, podría mandarte a tu e-mail, el cuento escaneado en Adobe. Pero entonces te preguntarás, si no inventé toda esta historia después de leer ese cuento. Podría darte el movil del "Gallego", pero aunque estuvieras dispuesto a hacer una llamada a Buenos Aires (en ese caso podrías preguntarle de paso por qué se fue sin darme una explicación) cómo no sospechar que es el un amigo. Pues, creo que no hay forma de que creas que es verdad. Pero como dices tu, a quien le importa.
Mil gracias por tus comentarios, por leerme y por todo... No te aclaro más. Vos ya tenés tu blog y no hace falta que te cuente lo que se siente que alguien te lea y te de pelota. Aunque tengo como dos fieles más, pero les da no sé que opinar, uff
Así que seguí con tus jajajaja, que me alegran el día.
Lola -
Por eso antes de ser Lola fui Monica, para despistar...shhhh
turista -
turista -
ya se lo que esta pasando aqui, tu eres el español y yo soy Lola, dentro de poco me invitaras a comer en Buenos aires, y yo, buen lector, enamorado de Cortazar, me cogere (con perdon) el primer avion hacia la ciudad de mis obsesiones. haremos el amor durante dias(al menos a mi no te me escaparas) y desapareceras. luego, podre leer en tu blog mi triste historia, contada excepcionalmente, eso si.
En un texto que publicare uno de estos dias decia:ninguna casualidad es demasiada. Estoy disfrutando mucho de todo esto, sea cierto o no. a quien le importa? A mi no.