El silencio de Lola
Cuando se tiene algo que decir
Lo mejor es comenzar por callarse
Alberto Hedman, poeta
En mi caso no tenía nada que decir así que con más razón, me llame a silencio. El laburo me absorbió.
Hoy volví a lo de Freud. A cerrar cuentas y a despedirme como quería despedirme. Y de paso a preguntarle, si el lacaniano me aburría o si decidía otra cosa podía volver. A ver si la puerta de entrada también estaba abierta, bah.
Después me fui a la oficina.
Me vestí de negro. Con mis pantalones capri, con una media cadenita plateada en la botamanga de adelante y otra media en la botamanga de atrás. Una remera escotada y ceñida. Bastante poco decente. Ojotas chatitas plateadas, también.
Un pequeño cinturón cadenita -muy finito, tan solo una provocación, como solo provocan los detalles, sin obviedad- (plateado oscuro-antiguo) en la cadera (¿deseando tener cinco centímetros de cadera más? No lo sé. A veces me gusta desplazarme en mi delgadez, imperceptible, liviana, como una sombra mientras, a la vez, me siento gatúbela) Con mis rulos largos y brillantes, y aros de mora o de gitana. Una morocha argentina. Con mi mirada mezcla de seducción y desamparo.
Sin nada que decir. Sin ganas de escuchar. Caminando y pensando.
A veces solo prefiero el silencio.
Lo mejor es comenzar por callarse
Alberto Hedman, poeta
En mi caso no tenía nada que decir así que con más razón, me llame a silencio. El laburo me absorbió.
Hoy volví a lo de Freud. A cerrar cuentas y a despedirme como quería despedirme. Y de paso a preguntarle, si el lacaniano me aburría o si decidía otra cosa podía volver. A ver si la puerta de entrada también estaba abierta, bah.
Después me fui a la oficina.
Me vestí de negro. Con mis pantalones capri, con una media cadenita plateada en la botamanga de adelante y otra media en la botamanga de atrás. Una remera escotada y ceñida. Bastante poco decente. Ojotas chatitas plateadas, también.
Un pequeño cinturón cadenita -muy finito, tan solo una provocación, como solo provocan los detalles, sin obviedad- (plateado oscuro-antiguo) en la cadera (¿deseando tener cinco centímetros de cadera más? No lo sé. A veces me gusta desplazarme en mi delgadez, imperceptible, liviana, como una sombra mientras, a la vez, me siento gatúbela) Con mis rulos largos y brillantes, y aros de mora o de gitana. Una morocha argentina. Con mi mirada mezcla de seducción y desamparo.
Sin nada que decir. Sin ganas de escuchar. Caminando y pensando.
A veces solo prefiero el silencio.
4 comentarios
Lola -
Cautiva: Me hiciste acordar, es España había un publicidad (hace poquito, por ahi todavía está) que terminaba así, pero vos sos testigo que la inveté yo, apenas arrancamos el camino y pensé que no llegaba o me moría, me preguntaste si pensaba volverme, te dije que ni en pedo, me preguntaste y entonces que vas a hacer... y te dije: que sé yo, si llego llego y sino, no
Qué barbaro esos valencianos, que divertidos, y el otro que agarraba (o cogía en este caso) la botellita de Inca Cola buscando la fecha de vencimient, en vano y decía: ¿pero, que es que esto no caduca nunca?, me encantaba el "no caduca nunca" de Pablito, y Pablito también
Por lo demás gracias, sos una amiga, pero para ser Gatubela... me faltan 5 cm de cadera...
cautiva -
Magico Peru, magica gente, magico camino que no se ve, donde creo que deje un menisco... o lo magico era el pisco...
Lo de morocha argentina... nada mas lejos de la realidad, cruza de arabe con español... mora? eso si me gusta, belleza arabe, piel española... eso es lo que te hace diferente aca, morochas argentinas hay miles, moras pocas, y parecidas a Gatubela... casi nadie...
Lola -
Y finalmente... un detalle no menor, me convencieron a mí -que no creo en nada más que el psicoanálisis, las cábalas y los tránsitos de sagitario- que los extraterrestres existen... O algo así... Que el pibe era mucho más que un terrestre: era mucho más que un terrestre... o fue el pizco o la altura
Pero valió la pena esos cuatro días de subir y bajar por las montañas, porque de camino, lo que se dice camino... no tiene nada. Son las subidas y bajadas de los Incas
Y nosotros aca con los Diaguitas...
Joan -
No es un olmo es un roble.
Nabokov