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nadie barniza sino quiere ocultar algo

La fiesta fue un éxito

La fiesta fue un éxito Gracias a las manos artísticas de Flora la torta no quedó así como se ve. Quedó mucho mejor que en mi torpe y accidentada producción fotográfica. (Que Mabel no se entere, porque puede llegar a creer que practicamos vudú, pero mientras hacía las fotos se me cayeron los muñecos y decapité a la novia... por suerte la pegué de nuevo y no se notó para nada). Estaba bárbara. La metimos en una bolsa para no andar como dos boludas por la calle con la Gran Obra en las manos (la gente no hubiese entendido) y enfilamos para Lola con la intención de llegar primeras.

Cuando llegamos, sacamos la torta de la bolsa y le fuimos a pedir autorización a los encargados y a explicar de que se trataba el asunto. Era preferible pasar por locas o taradas (pero educadas) a que nos creyeran unas miserables intentando meter un alfajor producido de contrabando, y además porque está prohibido entrar con comestibles a un restaurante. Con tanta suerte que, no sólo nos entendieron, sino que además los mozos se re entusiasmaron con la historia y quisieron participar. Le contamos los detalles, cuantas éramos y como es la fisonomía de Mabel cuestión que no fallara nada. Y nos ubicamos en el parque porque la noche estaba espectacular para comer al aire libre.

Cuando ya estabamos todas, se acerca uno de los mozos y nos da una copa de champagne a cada una y mientras Mabel preguntaba que pasa, aparece otro y le pone la torta sobre el plato... Todavía nos estamos matando de risa. Ahí le explicamos que ya que había cambiado su estado civil con un matrimonio imprevisto, lo mínimo que se merecía era una fiesta de casamiento sorpresa. Entendió la indirecta bien rápido. Y por suerte la idea le pareció genial. (Porque cuando le gusta algo ella siempre dice genial). Y además (no nos engañemos) porque ya se hartó de Adolfo. Hicimos todo el ritual y tiramos de las cintitas. El anillo se lo llevó Flora que tiene un semi marido espectacular.

Explico un poco: lo de semi marido es un eufemismo de mierda para lo que en realidad es un novio encantador con el que convive. El problema es que, aunque no parezca por su conducta un tanto errática y su ascendente en sagitario, Flora es de estirpe, no sólo tiene un padre estanciero, sino que es toda una patricia de verdad, desciende de lo más aristocrático de Argentina y Chile... Todo lo contrario a una tilinga, bah. El tema es que sus padres están acostumbrados a las tradiciones y a determinados conceptos claros y precisos, como marido, novio, amigos... Pero en este caso de convivencia sin papeles, se ponen nerviosos y no lo pueden clasificar. Y entonces se la pasan preguntando ¿y a éste, en el campo cómo lo podemos llamar???... A lo que ella responde: por el nombre viejos, por el nombre !!!!
Pero bueno esto ya es para otro post.

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